domingo, 29 de enero de 2017

Zona ciega

¿Cuánto nos conocemos a la perfección? Quizá, si hiciéramos esta pregunta en público, más de uno diría que se conoce muy bien, mucho mejor que nadie de los que tiene a su alrededor o con los que convive a diario. ¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de: “déjame, que yo me conozco” o eso de: “calla, no me conoces y no sabes nada de mí” como último argumento- recurso para acabar y ganar una discusión?






Pues bien, las personas somos increíblemente complicadas, y tanto es así que tenemos distintas formas de conocernos y dejar que nos conozcan: una zona pública, una privada, una inconsciente y una ciega, ésta mucho más compleja. La zona pública quizá sea la más sencilla: yo me conozco y los otros me conocen. ¿Quiere decir esto que tengo una mayor facilidad para abrirme a los demás y dejarme conocer? Puede ser. Llegar a conocerse es algo tan complicado como la vida misma, pero hay personas que consiguen proyectar a los de su alrededor lo mismo que se proyectan a sí mismos, y son capaces de presentarse ante los demás como realmente son, mostrando su perfil público. En su lado opuesto estaría la zona privada, aquella que solo conocemos nosotros y que nos cuesta o no queremos mostrar a los demás. Las personas también tenemos aptitudes o habilidades que no conocemos y que están  en lo más profundo de nosotros; eso es lo que se conoce como zona inconsciente: están ahí, pero ni nosotros ni nadie lo sabemos. Y así llegamos a la más compleja y difícil de todas: la zona ciega. 




Ventana de Johari


¿A quién no le han dicho alguna vez que es muy bueno haciendo una cosa y no se lo ha creído? Pero también a la inversa, cuando nos aseguran que no sabemos hacer algo o que lo estamos haciendo mal. La zona ciega son aquellas cosas que no conocemos de nosotros mismos pero que los demás sí. Este es uno de los grandes problemas de la comunicación, igual que ocurre con los idiomas. Si dos personas hablan idiomas distintos, la comunicación difícilmente puede llegar a buen término. ¿Qué ocurre cuando nosotros no nos conocemos y los demás parecen saber todo sobre nuestras vidas? Cuando nos dicen algo sobre nosotros que no nos gusta, siempre tendemos a molestarnos y a pensar que el objetivo de esa persona es hacernos daño, pero no siempre es así. A veces nos dicen que hablamos muy alto y nos recomiendan bajar el tono de voz cuando ni siquiera nosotros que sabíamos que estábamos gritando; otras veces nos dicen que tenemos una personalidad muy fuerte y un carácter muy marcado, y respondemos que somos así cuando ni siquiera sabemos el porqué. En algunos momentos nos acusan de ser bordes y sonreír poco, o de ser impacientes, aburridos, vagos… Muchas de esas cosas son verdad, puesto que es lo que proyectamos a los demás cuando ni siquiera nosotros mismos somos conscientes de ser así. Todo lo anterior se conoce como la Ventana de Johari  y nos ayuda a hacer un ejercicio de reflexión sobre nuestro interior y exterior. 






En diversos aspectos de nuestra vida estamos ciegos y necesitamos que los demás nos abran los ojos con opiniones sobre nosotros. Esto no quiere decir que todo lo que vayan a decir sobre nosotros sea real, y hay que tener mucho cuidado para saber diferenciar las opiniones que provienen de personas que quieren nuestro bien de aquellas que solo buscan hacernos daño. Por tanto, hay que buscar a personas que nos desarrollen, que nos conozcan y que, con su opinión, nos ayuden a conocernos para poder construir y proyectar la mejor versión de nosotros mismos.


Todos los derechos reservados ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí puedes dejar tu aportación. Seguro que es maravillosa

/