miércoles, 8 de junio de 2016

Omnipotente amor

De vez en cuando tratamos al amor de una forma egoísta, en muchos casos sobrevalorada, y otro millón de veces más, omnipotente.

El amor es omnipotente - perdón a los creyentes por utilizar una palabra tan religiosa- , pero el amor tiene un poder inmenso, tanto que igual no te lo has planteado nunca. El amor puede destruirte, bien sabe Larra de eso. Si levantara la cabeza y viera el amor de esta época, igual decidía disparar con más fuerza – sin ánimo de frivolizar-. Pero igual sí que hace más daño que una bala, y ya puedes tener todo lo del mundo, que si te falta eso, el mundo gira en una dirección y a una velocidad tan rápida que decides bajarte antes de que te tire y caer con más fuerza. ¿Para qué quieres la fama si no tienes amor? Si tan solo una decepción puede acabar con todo.

Zenobia Camprubí
¿Y qué ocurre cuando lo tienes? La persona que más amas, con la que incluso cruzas el mundo para casarte en Nueva York, te declaras un poeta enamorado y admiras la magia y la inmensidad del océano, pero sientes que la vida se te queda pequeña y te asfixia. No puedes dejar de pensar en el mundo, en tu existencia, en la fugacidad del tiempo e incluso en la muerte. Bien sabe de ello Juan Ramón Jiménez, que a pesar de tener el amor, esos pensamientos rondaban por su cabeza. Cuánto habría dado Larra por tener un poquito de ese amor. Qué injusta la vida, ¿verdad?

¿Y qué ocurre cuando crees tenerlo pero no lo sientes? Exactamente cuando te sientes inútil, en un segundo plano, que tu vida parece que depende de alguien, incluso cuando tu causa de lucha tiene pocos apoyos y crees que no sirve de nada- ay, Zenobia, si tú supieras toda la lucha que hubo después y cómo siguen ahora las cosas, volverías para seguir chillando fuerte-. Ese momento en el que te sientes “la compañía de”, “la ayudante de”, y no “la única de”, “la más importante de”. Bien sabe de ello Zenobia Camprubí: “Con la moral completamente baja por el calor, por no tener nada que hacer, y porque J.R. está en actitud polémica, egoísta e irritable, me encuentro planeando el resto de mi vida egoístamente. Voy a tratar de disfrutar parte de lo que me queda de ella. Y de seguro quiero un cuarto para mí sola para hacer lo que me dé la gana, abrir bien las ventanas, ponerme crema en las manos cuando el frenar me endurece la piel y moverme en la cama si me apetece”.

Porque el amor también es eso, y tiene ese poder: tener la libertad de quererse a sí mismo, de disfrutar en el momento que quieras sin la necesidad de tener a tu lado a alguien que te hace estar en un segundo plano, a quien solo le sirves como inspiración para sus poesías pero que no es capaz de hacerte sentir lo mismo fuera del papel.


“El amor propio ofendido es el más seguro antídoto del amor”- Mariano José de Larra 

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