sábado, 16 de enero de 2021

CRÍTICA | Por qué 'Anhelo' no es el nuevo 'Crepúsculo' (o sí)


Vuelven los vampiros. Si en septiembre de 2020 teníamos entre nuestras manos el tan esperado y ansiado Sol de medianoche-para cerrar el círculo de la historia entre Edward y Bella-, ahora tenemos nueva saga: la Serie Crave. ¿Más vampiros? Efectivamente. ¿Una historia diferente a las anteriores? No del todo. ¿Una copia de Crepúsculo? Sí, en cierto modo, pero con unas diferencias bastante claras que, a veces, no dejan de ser meras repeticiones tanto de la historia como de otras similares. Anhelo no es el nuevo Crepúsculo porque le faltaría mucho para llegar a ello. No obstante, podemos comparar ambas sagas para ver las similitudes, las diferencias y las carencias de cada una. 


Anhelo, de Tracy Wolff / imagen propia



Aparentemente, son iguales. Una portada similar, casi la misma trama, mismos personajes, mismo trasfondo, misma historia de amor… Hay detalles muy significativos que aparecen en ambas historias, pero que calan de distinta forma. La portada es, sin duda, el primer signo de similitud entre ambas. La portada de Anhelo es prácticamente la misma que la de Luna Nueva. En ambas, se representa una flor blanca sobre un fondo negro, y las dos tienen manchas de sangre. En el caso de Luna Nueva, el tulipán pierde uno de sus pétalos, lo que simboliza a Bella perdiendo una gota de sangre, en referencia al corte que se hace en el dedo en su visita a casa de los Cullen. En Anhelo podemos deducir que la flor blanca es Grace, y que las gotas de sangre son producto de su peligrosa historia de amor con Jaxon. Otra similitud entre ambas es el ajedrez. En la portada de Amanecer aparece la figura de la reina sobre un tablero de ajedrez en primer plano, y un peón al final, prácticamente a la sombra, simbolizando nuevamente el poderoso crecimiento de Bella durante toda la saga. 



Comparativa entre ambas portadas



En Anhelo, el ajedrez también tiene un pequeño hueco en la historia, concretamente cuando ambos protagonistas se conocen en uno de los salones del instituto Katmere. 

(…) Más para evitar dormirme que por un interés real, cojo una de las figuras del ajedrez y la levanto delante de mí. Está elaborada con piedra minuciosamente tallada, pero abro los ojos como platos al darme cuenta de lo que estoy contemplando: una representación perfecta de un vampiro, con capa negra incluida y una mueca aterradora en la que muestra los colmillos. (…) Ahora, con gran curiosidad, alcanzo una pieza del otro lado y casi me echo a reír en voz alta al ver que se trata de un dragón: feroz, majestuoso y con unas alas gigantes. Es absolutamente precioso. (…) Devuelvo la figura del dragón a su sitio y cojo a la reina vampiro del otro lado del otro lado del tablero. Es preciosa, con una melena larga y suelta, y una capa caprichosamente decorada. 

-Yo que tú tendría cuidado con esa. Su mordedura es muy dolorosa 

Las palabras, graves y susurradas, suenan tan cerca que casi me caigo de la butaca. En cambio, me levanto de un brinco y la pieza de ajedrez escapa de mis manos y se cae al suelo con gran estrépito. Después me vuelvo, al borde del infarto, y me encuentro frente a frente con el chico más intimidante que he visto en la vida. 

- ¿Quién tiene una mordedura dolorosa? 

Se agacha, recoge la figura que se me había caído y sostiene la reina para que la vea. 

- No es muy simpática 

Me quedo mirándolo perpleja. 

- Es una pieza de ajedrez 

Sus ojos de brillante obsidiana me devuelven la mirada 

- ¿Y…? 

- Pues que es una pieza de ajedrez. Está hecha de mármol. No puede morder a nadie 

Inclina la cabeza como queriendo decir: «Nunca se sabe». 


Es curioso (y nada casual) que ambas portadas utilicen el juego de colores blanco-negro-rojo. Tampoco es casual que lo blanco, puro e inocente sea ella, y que lo peligroso y tentador sea él. Todas las portadas de la Saga Crepúsculo tienen un significado relacionado con la historia, y parece ser que, de momento, la Serie Crave va por el mismo camino. Habrá que esperar a las siguientes novelas. 

En cuanto a las autoras, podemos encontrar diferencias entre ambas. Stephenie Meyer, la creadora de Crepúsculo, se ha declarado siempre abiertamente mormona en sus entrevistas y, aunque ha asegurado que intenta no meter la religión en sus historias, sí que podemos ver el reflejo de sus preceptos en los comportamientos de sus protagonistas. Esto no ocurre en Anhelo donde, a pesar de que se contienen en varias ocasiones, el deseo de ambos está claro desde el principio. En Crespúsculo, el momento del beso entre Edward y Bella tarda bastante en llegar, escudándose siempre en el peligro y el descontrol que podría suponer, algo que explica muy bien Edward en Sol de medianoche. En Anhelo, Grace y Jaxon tienen muchos más momentos juntos, aunque también se producen diversos acontecimientos que impiden que tengan lugar otras cosas. Quizá tenga que ver con el perfil de la autora, Tracy Wolff que, sin duda, es muy diferente al de Meyer. La escritora estadounidense, que cuenta con más de 60 publicaciones, ha llegado a ocupar la lista de libros más vendidos del New York Times y del USA Today. Aunque es apasionada de los vampiros, los dragones y todo “aquello que te despierte a medianoche”, como ella misma ha declarado, sus novelas se incluyen en diversos géneros, donde podemos encontrar novelas de aventuras, románticas e incluso eróticas. Sin duda, un perfil completamente diferente al de Meyer, a juzgar por las portadas de muchas de ellas. 

Algunos de los títulos de Tracy Wolff



Después de conocer las portadas y las autoras, es hora de saber sobre la historia. ¿Qué se cuenta en Anhelo? ¿Es una historia novedosa? Realmente, no. Es un mix de muchas otras historias de vampiros, hombres-lobo, dragones y brujas, y ya no solo Crepúsculo –que incluso se menciona en la historia, puesto que Jaxon le regala un ejemplar a Grace cuando le intenta decir que él también es un vampiro-, sino de muchas otras series millennials, como True Blood, Teen Wolf y, sobre todo, Legacies. Además, Jaxon me recuerda en exceso a Hardin de la Saga After, tanto por su personalidad como por su comportamiento y su resentimiento hacia la vida. Esa forma de hacer sentir mal a la otra persona, esas muestras de desprecio, esa visión de “héroe torturado”, esa necesidad de ser salvado, esa forma de quedar por encima de los otros, esa adicción a sentirse admirado y respetado, ese lado roto, esa parte peligrosa, ese “ni contigo ni sin ti”. Todo eso y más, al que igual que Hardin, lo tiene y lo muestra Jaxon. Y parece, de nuevo, que ese patrón de comportamiento es el que atrae y "enamora". 

Anhelo nos cuenta la historia de Grace, una joven de 17 años de San Diego (California) que recientemente ha perdido a sus padres en un accidente de tráfico, y que se ve “obligada” a trasladarse a Alaska con su tío, el único familiar que puede hacerse cargo de ella. Su tío, Finn Foster, es el director del instituto Katmere, un internado de élite a las afueras de Alaska que guarda toda clase de secretos, y que Grace va descubriendo poco a poco, como que ella es, aparentemente, la única humana en un instituto lleno de brujas, hombres-lobo, vampiros y dragones. Aquí ya vemos una similitud importante con Crepúsculo, puesto que Edward y Bella se conocen en un instituto, al que ella llega nueva procedente de Phoenix (Arizona). El contraste de temperaturas entre ambas historias es importante, puesto que las dos protagonistas proceden de sitios cálidos, y llegan a lugares fríos y húmedos. Grace llega a la fría y nevada Alaska, y Bella lo hace al húmedo y sombrío Forks. Además, no hay que olvidar que Alaska también aparece en Crepúsculo, puesto que es el lugar del que provienen los Cullen antes de instalarse en Forks. 

Al igual que en la saga de Meyer, donde Edward siente un inicial rechazo por Bella, Jaxon también lo hace con Grace. Pero, en ambas historias, tanto Bella como Grace están en continuo peligro, por lo que Edward y Jaxon siempre permanecen a la sombra, vigilando y esperando el momento oportuno para salvarlas. Ahora bien, ¿cómo son los personajes? Sinceramente, muy parecidos a Crepúsculo. También se forma el triángulo “amoroso” Edward-Bella-Jacob, pero esta vez entre Jaxon-Grace-Flint donde, por supuesto, no falta la rivalidad entre ambos chicos, con la salvedad de que Flint, en vez de ser hombre-lobo como Jacob, es dragón. Pero, al igual que los Black-Cullen, existe una fuerte enemistad histórica entre vampiros y dragones, por lo que no es posible la amistad con ambas especies. 

Entonces, ¿qué diferencia hay entre ambas? Muchas. Empezando por el lenguaje que utiliza la autora, que nada tiene que ver con el de Meyer. Es un lenguaje muy coloquial, demasiado adolescente, incluso en las partes más profundas. Jaxon Vega es un vampiro, y pertenece a una de las familias de vampiros más poderosas. Su madre es la reina, al igual que la figura del tablero de ajedrez que coge Grace. Además, arrastra un oscuro pasado, puesto que ser el sucesor a la corona en el mundo de los vampiros conlleva una responsabilidad que Jaxon no quiere asumir. En uno de los momentos, le confiesa a Grace que mató a su hermano, -quien era el verdadero heredero a la corona-, porque estaba cegado por la codicia y el poder, y su único propósito era acabar con los humanos para imponer la hegemonía de los vampiros. Como prueba de dicha batalla, Jaxon tiene una enorme cicatriz en la cara. Al contrario que en Crepúsculo, existen vampiros de nacimiento que provienen de familias poderosas. Edward, en cambio, fue convertido por Carlisle antes de morir, algo que recuerda constantemente como un hecho trágico. Futuro que no quiere, en absoluto, para Bella. 

La tragedia que acompaña a Grace hace que el dolor entre ambos sea compartido. Se podría decir que conectan porque los dos han vivido acontecimientos trágicos, o porque han tenido una vida similar. Pero, al contrario que en Crespúsculo, toda la intensidad se camufla con cosas superficiales. Se echa en falta la personalidad introspectiva de Bella y la sensibilidad de Edward. Mientras que el beso entre ambos consigue transportarte a ese preciso instante, eso no ocurre con Jaxon y Grace. Aunque la autora intenta convertirlo en un momento mágico, puesto que es lo más esperado y deseado por los dos, no acaba de conseguirlo. 

- Grace. 

Pronuncia mi nombre en voz baja, a medio camino entre un susurro y un ruego, mientras espera con paciencia a que lo mire. Pero no puedo. Ahora no. Aún no. 

- ¿Alguna vez…?- Mi voz se quiebra. Inspiro hondo y suelto el aire muy despacio. Vuelvo a inspirar y vuelvo a espirar. Entonces lo intento de nuevo-: ¿Alguna vez has querido algo tanto que te daba miedo tenerlo? 

- Sí 

- ¿Cómo si lo tuvieras ahí, justo delante de ti, esperando a que alargues el brazo para cogerlo, pero sientes tanto miedo de lo que pasará cuando lo pierdas que nunca llegas a tomarlo? 

- Sí- repite con voz grave, profunda y reconfortante. 

Levanto la cabeza hasta que nuestras miradas se encuentran y, entonces, susurro: 

- ¿Y qué hiciste? 

Durante un largo instante no responde. No hace nada. Solo me devuelve una mirada tan herida y tan rota como el resto de su ser. Entonces dice: 

- He decidido cogerlo de todas formas 

Y se inclina y pega sus labios a los míos. No es un beso apasionado, ni un beso intenso. Y, desde luego, no es un beso salvaje. Es solo el roce de una boca contra otra, tan suave como un copo de nieve, tan delicado como el permafrost que se extiende por todas partes. Pero el efecto que tiene, al menos para mí, es igual de potente. Tal vez más. Y, entonces, de repente, me agarra de los antebrazos, Sus dedos me aprietan con fuerza y me estrechan contra él mientras su boca se vuelve loca en la mía. 


La visión de Grace en cuanto a Jaxon tampoco se parece a la de Bella respecto a Edward. La superficialidad aparece de nuevo aquí, y lo único importante es que Jaxon es muy guapo y está muy bueno, algo que se repite en numerosas ocasiones. Es innegable que Edward también lo es, puesto que todos los vampiros son atractivos para sus presas, pero es obvio que eso no es lo que a Bella le atrae de él. Wolff hace una descripción muy particular de Jaxon que, por cierto, coincide en el mismo número de página que Crespúsculo, cuando Bella se fija en Edward (la página 31): 

(…) Me encuentro frente a frente con el chico más intimidante que he visto en la vida. Y no solo porque esté bueno….que lo está. Y, sin embargo, hay algo más en él, algo diferente, poderosos y abrumador, pero no tengo ni idea de qué es. A ver, sí. Tiene uno de esos rostros que tanto les gustaba describir a los poetas del siglo XIX: demasiado intenso para ser hermoso y demasiado imponente como para ser ninguna otra cosa. 

Los pómulos, muy marcados. 

Los labios, rojos y carnosos. 

La mandíbula, tan afilada que podría cortar la piedra. 

La piel, lisa y alabastrina. 

Sus ojos… dos obsidianas profundas que todo lo ven y que nada revelan, rodeadas de las pestañas más sexis que haya visto jamás. Y, lo que es peor, esos ojos omniscientes están fijos en mí ahora mismo, y de repente me aterra que pueda ver todo lo que con tanta intensidad y durante tanto tiempo me he esforzado en ocultar. Intento agachar la cabeza, arrancar mi mirada de la suya, pero soy incapaz. Me tiene atrapada, hipnotizada por las olas de puro magnetismo que emanan de él. 

Que la autora haya decidido utilizar la obsidiana como metáfora para hacer referencia al color negro de los ojos de Jaxon puede que no sea casualidad. La obsidiana es un cristal natural de origen volcánico que se forma por el rápido enfriamiento de la lava, sin que los minerales tuvieran tiempo de cristalizar. Además, se considera un potente cristal de transformación personal, usado para la protección, limpieza y purificación. Es conocido por su fuerza y propiedades curativas, y representa un espejo en el que se refleja la totalidad del ser, con sus sombras y sus luces, mostrando de forma directa aquellos aspectos oscuros de uno mismo con el propósito de sacarlos a la luz y liberar los traumas y recuerdos del pasado. Justo todo lo que esconde y necesita hacer Jaxon, y la luz que le proporciona Grace para hacerlo. 



Fragmento y obsidiana / imagen propia


Al igual que el cristal, Jaxon se convierte en el protector de Grace y, al igual que Edward, tiene que morderla para salvarla, puesto que es el único vampiro capaz de controlar sus instintos con los humanos y el único que sabe cuándo parar. Sin embargo, el acto de morder conscientemente se convierte en un juego casi erótico para ambos, lo que desvirtúa bastante el género vampírico y le añade otro punto más de superficialidad a la historia. 

Es una sensación increíble. (…) No sé cuánto permanecemos así, tocándonos, besándonos y acariciándonos. El tiempo suficiente como para que ardan todas las células de mi cuerpo. El tiempo suficiente como para que me enamore todavía más de Jaxon Vega. Huele tan bien, sabe tan bien y su tacto es tan agradable que no puedo pensar en otra cosa que no sea él. Solo lo quiero a él. Y cuando arrastra sus colmillos por la delicada piel de mi garganta, todo se detiene anticipando lo que está por venir. 

- ¿Puedo?- murmura, y siento su aliento en la piel 

- Por favor- respondo, y arqueo el cuello para proporcionarle mejor acceso 

- ¿Estás segura?- pregunta de nuevo, y su reticencia, su cuidado, solo hace que lo desee aún más. 

- Sí- logro exhalar mientras deslizo las manos alrededor de su cintura para sostenerlo más cerca de mí. 

Debe de sonar convincente porque, segundos más tarde, ataca y me clava los colmillos profundamente. Me invade al instante el mismo placer de esta mañana. Caliente, lento, dulce. Me entrego a él porque sé que puedo hacerlo. Porque sé que Jaxon sería incapaz de arrebatarme demasiada sangre. Deslizo las manos por su espalda hasta hundirlas en la sedosidad de su cabello mientras ladeo la cabeza al máximo. Gruñe ligeramente ante mi invitación, pero entonces noto que sus colmillos se clavan más hondo y que la presión de su succión se torna más tensa. 

Al igual que en Crespúsculo, tampoco faltan las referencias cinematográficas y musicales (aunque no literarias) pero, por supuesto, más superficiales que las de Edward y Bella. Star Wars es la saga favorita de Jaxon, y en cuanto a música: Save Garden, Childish Gambino, Van Morrison y Beethoven (en un intento, quizá, de parecerse a Edward con Dubussy y su Claro de luna). Las de Grace, mucho más millennial: Niall Horan, Maggie Rogers, Hozier y Rihanna. 

En definitiva, Anhelo no cuenta nada nuevo, ni siquiera una historia interesante y profunda. Podría hacerse una crítica individual, sin compararse con Crepúsculo, pero no tendría sentido. Hace un intento de establecer una relación intensa entre ambos, fruto del dolor que sufren los dos por distintos aspectos de su vida, pero queda tan superficial que no acaba de conquistar al lector. Intenta vender una historia de amor casi imposible, que al final no lo es tanto. Un supuesto amor profundo que nace del desprecio y la prepotencia, y un enamoramiento que ocurre en apenas unos días. No obstante, es interesante analizar a los personajes, sus pensamientos y comportamientos, e intentar ir más allá de los que se nos cuenta. El frío de Alaska, las guerras de bolas de nieve, el estilo presuntamente adolescente que se respira en el instituto, la preocupación por los estilismos, las redes sociales y Netflix, no tienen nada que ver con la melancolía de un Forks nublado y lluvioso, ni con las novelas de Bella, ni con el comportamiento de principios del siglo XX de Edward ni, por supuesto, con la magia de su piano, que pone sonido a todos los sentimientos que esconde. Pero da la casualidad de que Jaxon guarda en su habitación prácticamente un arsenal de guitarras y otros instrumentos. 

Realmente, no sé si esta nueva saga pretende ser la sustituta de Crepúsculo para las nuevas generaciones, pero está bastante lejos de conseguirlo. Y, por supuesto, muchísimo más alejada de conseguir entrar en el género clásico de los vampiros,-si es la intención de la autora-, por mucho que intente incluir ese romanticismo gótico en la descripción del castillo Katmere (gárgolas, tapices, fuego, antorchas, alfombras, penumbra, biblioteca inmensa llena de libros antiguos...)

Esta primera parte, al igual que Crepúsculo, está narrada en primera persona, ya que es Grace la que lo cuenta. Sin embargo, ya se ha anunciado que la segunda parte, Furia, verá la luz en marzo de este año, y estará contada esta vez desde la perspectiva de Jaxon. ¿La nueva competencia de Sol de medianoche? Eso parece. 

Furia, segunda parte de Anhelo


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