La RAE define 'Maldito' como: "Perverso, de mala intención y dañadas costumbres, Condenado y castigado por la justicia divina. De mala calidad, ruin, miserable. Que va contra las normas establecidas".
Llegó a mí por
casualidad un artículo sobre piedras y sus propiedades. Concretamente, había
que elegir la que más te llamara la atención
de un total de seis imágenes numeradas, y tu elección determinaría tu
personalidad. Mis ojos se sintieron atraídos rápidamente por la imagen número
uno: una preciosa piedra blanquecina y semitransparente con reflejos de
distintos colores. Un trocito de cristal con destellos azules en medio, como si
tuviera el mar dentro o hubiera robado un pedazo de cielo. Plinio, escritor
italiano, decía de ella que era como “una gota de lluvia aprisionada”. Seguí
leyendo la descripción de la piedra, lo que significaba mi elección: “Estás en busca de la libertad, de un lugar
tranquilo para calmar tus sentidos y escuchar tu voz interior. Es posible que
últimamente te hayas encontrado estresado y algo desconcertado. Al igual que
este cristal este algo nublado puede que tu vida cotidiana también este un poco
nublada. Tómate el tiempo que necesites para encontrarte contigo mismo”. Esa
mágica y a la vez misteriosa piedra era la Opalita. Al parecer, era la gema más
preciada del grupo de la Sílice, pero también una piedra maldita.
Me puse a pensar
en que, quizá, lo de ser maldita guardaba una estrecha relación con Los Poetas
Malditos, hacia los que muestro una profunda admiración. Los Poetas Malditos fueron
un grupo de escritores simbolistas llamados así por incorporar el mal propio
del hombre en sus poemas. Tras investigar más sobre ello, me di cuenta de que
no estaba tan lejos de encontrar una relación entre todo lo que iba apareciendo
ante mí. La Opalita era conocida, entre muchos otros nombres, como “la piedra
maldita”, pues se rompía muy fácilmente cuando era utilizada en joyería;
también cuenta la leyenda que esta piedra provocó la muerte de cinco herederos
en la Monarquía Española, y fue ofrecida a la Virgen de la Almudena para
eliminar sus efectos negativos.
Después de mucho
leer sobre ella, descubrí que no era tan maldita como decían. La Opalita aporta
energía y tranquilidad, además de tener el llamado “efecto karmico”, devolviendo
a su dueño los actos que realice en su vida, tanto los positivos como los
negativos. No tienes que elegir a la
piedra, sino que tienes que dejar que sea la piedra la que te elija a ti, y
ella me había elegido entre otras cinco. A grandes rasgos, todos somos un poco
malditos: muchos vamos en contra de las reglas establecidas y damos al otro lo
que merece según se haya portado con nosotros, o al menos esperamos que el
Karma haga acto de presencia. Algunas personas son Opalitas, pues aportan a
nuestra vida energía y tranquilidad; otras, en cambio, sacan su parte más
maldita: su mala intención y su manera de ser, ruin y miserable.
En cuanto a mí,
creo que la piedra hizo una buena elección. Estoy en busca de la libertad -aunque
es una búsqueda constante- y también hay días grises y nublados, como la
Opalita, pero únicamente hay que tomarse el tiempo necesario para encontrarse
con uno mismo. Solo de esa forma volverán todos los colores de la piedra en
forma de sol. Dicen que Napoleón obsequió a su esposa Josefina con un ópalo
llamado “El incendio de Troya” por sus colores vistosos, y que dicha piedra
desapareció en extrañas circunstancias.
Mi piedra no desaparecerá en extrañas circunstancias, sino que querrá ser libre como yo.
"El eterno transformó a la mujer deseada por tres dioses
en una nube mágica.
Brahama le dio el azul del cielo,
Shiva el rojo del fuego
y Visnú el resplandor del sol;
entonces se formó el Ópalo".
Poema hindú anónimo
Todos los derechos reservados ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes dejar tu aportación. Seguro que es maravillosa