Mi
cabeza no llega a comprender todavía lo que vieron mis ojos el otro día. Duele
profundamente que algunas personas hayan decidido que las Letras ya no tienen
lugar en los estudios, como si fuera tan fácil echarlas y borrarlas del mundo,
como si abrieras una puerta esperando a que salieran por su propio pie, con
tristeza y apenadas sabiendo que no son queridas y bienvenidas en este lugar, o
abriendo la ventana para que el viento se llevara cada una de las letras que
conforman todas las palabras de este mundo.
Las
Letras y las Humanidades no son queridas en este país; eso han pensado algunos
a los que la inteligencia les debe escasear tanto como el amor propio. La Filosofía fue aniquilada alegando que
“España nunca ha tenido tradición filosófica, el Latín y el Griego porque
son lenguas muertas y ya no tienen ninguna utilidad en nuestro día a día, sin
saber que todas y cada una de las palabras que utilizas son derivados de esas
lenguas muertas a las que se refieren despectivamente. Tuve un profesor que se
indignó profundamente- y con razón- cuando anunciaron que las Humanidades iban a
desaparecer, que el Griego y el Latín tenían que dejar paso a las Ciencias, y
él decía: «Esta gente no sabe lo que hace. No saben que todas las palabras que
utilizamos derivan del latín y del griego y si esto se elimina, ¿cómo van a
entender todo lo demás?». Este es el problema de nuestro país, que no
entendemos nada ni hacemos por ello, qué más da.
El
último pilar que quedaba en pie era la Literatura
Universal, la asignatura que más disfruté en Bachillerato, la que más me
gustó, la que abrió mi mente y me llevó a descubrir escritores y escritoras de
todas las épocas, cada siglo diferente, con sus más y sus menos, con sus
historias, con sus pensamientos y sus creencias, la asignatura que me dio más
nota en selectividad y que me permitió entrar en la carrera que ya estoy a
punto de acabar. Me niego a creer que también la hagan desaparecer. ¿Qué va a
pasar con La Ilíada y la Odisea de Homero? Es lamentable que
muchos de los que ven y vean la película Troya
no saben o no sabrán qué ocurrió en La
Ilíada y por qué Ulises tardó tanto
tiempo en llegar a su hogar, Ítaca. ¿Y con todos los siglos siguientes? No
sabrán quiénes eran los juglares y los trovadores de la Edad Media, ni los
cantares de gesta, ni el amor cortés. ¿Eliminarán también El caballero de la carreta y el Mio
Cid? Tampoco sabrán nada sobre el Renacimiento más allá de los que estudien
en Historia- si de aquí a unos años todavía sigue en pie o han decidido acabar
con ella también-, no sabrán lo que supuso el Siglo XVI, ni sabrán de
Shakespeare, ni de Cervantes. Tampoco sabrán de la oscuridad del Barroco en el Siglo XVII con el teatro
de Lope de Vega ni la necesidad de luz que trajo consigo la Ilustración en el ansiado Siglo XVIII.
¿Y qué ocurrirá con el Romanticismo,
el siglo del amor exaltado, de la tristeza, del misterio, de las sombras, de
plantarse la existencia en una vida que consideraban cruel por todo el
sufrimiento que padecían al no tener lo que ansiaban? Me da pena que no
conozcan a Larra, ni a Bécquer, a Rosalía de Castro… y que tampoco lleguen a
conocer el posterior Realismo, la
visión más próxima a la realidad, a lo que estaba sucediendo en ese momento, a
la situación económica, a las injusticias, de la mano de Pardo Bazán, Clarín,
Pérez Galdós, en España, o Kafka, Chéjov, Maupassant, Tolstoi, Dickens o Dostoievski
a nivel universal.
Dicen
que únicamente se centrarán en hablar por encima del Siglo XX y que ni por
asomo aparecerá la Literatura Hispanoamericana, esa que tanto había costado
traer hasta las aulas y que incluso fue tema de selectividad unos cuantos años
seguidos, incluido en el mío. Es difícil de creer que los mejores Premios Nobel
de Literatura estén al otro lado del charco y por eso es mejor eliminarlos de
las aulas. El Gobierno podría alegar también que España nunca ha tenido
tradición literaria, como con la Filosofía, igual para despreciar que justo
esos Nobel no estén todos aquí, pero es mejor quitar una literatura que no es
nuestra. La típica táctica de esconder lo del otro cuando es mejor que lo
nuestro. Al menos espero que hablen bien del contexto de los escritores en
España en el Siglo XX, y que no usen los eufemismos de “exiliarse” y “murieron”,
cuando los obligaron a marcharse y a muchos los asesinaron.
No
quiero que llegue el día en el que mi hijo/a llegue del colegio y me diga:
«Mamá, ¿quiénes son? No quiero tener que explicarle todo aquello que yo estudié
y tampoco quiero que dejen de dar clase aquellos profesores a los que les
apasionaban sus asignaturas porque algunos decidieron que en el presente ya no
tenían lugar, porque todo esto significará que las Letras han dejado de ser
importantes.
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