domingo, 12 de diciembre de 2021

Anne Rice: madre de vampiros, brujas y ángeles

Hoy, los amantes del género vampírico estamos tristes. Nos hemos quedado sin una de las escritoras del género gótico y de terror más importantes del siglo XX (y de todos los siglos, a decir verdad). La reina de los vampiros, Anne Rice, nos ha dejado. Ha abandonado este mundo mortal para reunirse con sus personajes inmortales, aquellos que prácticamente le salvaron la vida.

Anne Rice 

Aunque estaba licenciada en Filosofía y Letras, y  doctorada en Escritura Creativa, Rice se refugió en sus Crónicas vampíricas tras la muerte de su primera hija, Michelle, con apenas 6 años. Así, en 1976, empezó a escribir el inicio de la saga: Entrevista con el vampiro. Después, vendrían muchos más: Lestat El Vampiro (1985),  La Reina De Los Condenados (1988) El Ladrón De Cuerpos (1992) , Memnoch El Diablo (1995) , Armand El Vampiro (1998), Merrick (2000), Sangre y Oro (2001), El Santuario (2002), Cántico De Sangre (2003), El Príncipe Lestat (2014), y El Príncipe Lestat y Los Reinos De La Atlántida” (2017)

Rice nos dio la oportunidad de conocer a Lestat, a Armand, a la pequeña y caprichosa Claudia (inspirándose en su hija fallecida para crear al personaje) y cómo no, al apuesto y atormentado Louis de Pointe du Lac, quien, tras más de tres siglos de existencia, decide conceder una entrevista a un joven y asustado periodista.

«El vampiro era totalmente blanco y terso como su estuviera esculpido en hueso blanqueado; y su rostro parecía tan exánime como el de una estatua, salvo por los dos brillantes ojos verdes, que miraban al muchacho intensamente como llamaradas en una calavera».

 

Rice no solo nos ha regalado una historia (muy larga) de vampiros, sino también una lección avanzada de existencialismo, de dolor ante la vida y resignación ante la muerte, y viceversa; de amor, de incomprensión, de soledad, de intensidad, de despedida… ¿En qué momento tu vida se vuelve completamente insostenible?

«Yo bebía todo el tiempo y estaba lo menos posible en casa. Vivía como un hombre que quería morir pero que no tenía el valor de matarse. Caminaba a solas por las calles y los callejones negros; me caía al suelo en los cabarets, me negué dos veces a batirme en duelo, más por apatía que por cobardía y, verdaderamente, deseaba que me asesinasen. Y entonces fui atacado. Pudo haber sido cualquiera. Pero se trató de un vampiro. Me atrapó a unos pasos de mi casa una noche y me dejó dándome por muerto, o así lo pensé» - Louis de Pointe du Lac

Entrevista con el vampiro

Rice fue la precursora del vampiro atormentado, aquel cuya existencia inmortal, lejos de ser un regalo, se convierte en un castigo. Aquel que no deseaba su vida y tampoco su 'muerte' infinita. Ante tanta desolación, ¿cómo apreciar algo que jamás vas a volver a ver? ¿Cómo despedirse de algo tan simple como un amanecer?

«Mi último amanecer. Esa mañana yo todavía no era un vampiro, y presencié mi última madrugada. La recuerdo claramente; sin embargo, pienso que antes no me había acordado de ningún amanecer. Recuerdo que primero la luz llegó a las puertas vidrieras, algo pálido detrás de las cortinas de lazo, y luego un rayo cada vez más grande y más brillante se paseó entre las hojas de los árboles. Por último, el sol traspasó las mismas ventanas y el lazo quedó en sombras desde el suelo de piedra. El resplandor alcanzó la mesa, y la luz destelló, ardiente, sobre el agua de la jarra. Y la pude sentir en mis manos, sobre el marco de la ventana, y luego en mi rostro. Me quedé en la cama y fue entonces cuando me despedí del alba y me fui a convertir en un vampiro. Fue… mi último amanecer»- Louis de Pointe du Lac

El comienzo de esta saga fue llevada a la gran pantalla, pero no estuvo exenta de diversas “casualidades” que hicieron plantarse a Rice querer abandonar la historia de vampiros para siempre. Para crear a la pequeña Claudia se inspiró en su hija fallecida, y para dar forma a Lestat lo hizo en su marido, el poeta Stan Rice. Ella misma se identificaba como Louis. 

Anne Rice, su marido Stan Rice y su pequeña Michelle


Pero alguien o algo no estaba de acuerdo con que las confesiones de Louise saliesen de las páginas que ella misma había escrito, unas que el entrevistador debía guardarse para siempre. El papel del reportero, Daniel Malloy, iba a ser interpretado por River Phoenix, hermano del también actor Joaquin Phoenix, pero el joven de 23 años murió por una sobredosis la noche en la que iba a dar un concierto con su banda, por lo que el actor Christian Slater fue finalmente el elegido.



Las cosas no mejorarían en las siguientes entregas. Poco después de finalizar el rodaje de La reina de los condenados en 2001, la actriz y cantante Aaliyah, encargada de dar vida a la reina Akasha, la más poderosa de los vampiros que despierta tras un largo letargo de 600 años, murió en un accidente de avión cuando aún se estaban realizando los doblajes de la película. Y, apenas pocos meses después, también lo haría Stan Rice, el marido de la escritora y en quien estaba inspirado Lestat. Casualmente, de la misma forma que ella había escrito en sus novelas.


La reina de los condenados / Sensacine

Las brujas también tuvieron su protagonismo en las páginas de Rice, y a ellas les dedicó la serie Las brujas de Mayfair (La hora de las brujas, La hora del diablo y Taltos).

Estos acontecimientos pasados hicieron que Rice quisiera abandonar para siempre el universo que ella misma había creado. Tras finalizar la saga vampírica, y quizá buscando una paz que no había encontrado con los no muertos, en 2009 se centró en escribir sus Crónicas Angélicas, un thriller sobre ángeles y asesinos; y también en reescribir su propio Evangelio en El Mesías: el niño judío, una novela basada en la vida de Jesús tras haber declarado su conversión al cristianismo después de haber sido atea la mayor parte de su vida. 

Hoy ha sido ella la que se ha marchado, y nos deja desolados, como Louis tras la muerte de Claudia. Pero nos deja a todos ellos, a los vampiros, a las brujas, a los ángeles y a las noches oscuras de Nueva Orleans, ciudad que la vio nacer y que tantas veces ha sido protagonista. 

«Durante todos esos años sentí un deseo vago, pero persistente, de regresar a Nueva Orleans. Jamás me olvidé de Nueva Orleans. Y cuando estábamos en lugares tropicales y en lugares donde existieran aquellas plantas y flores que crecían también en Luisiana, pensaba en Nueva Orleans, profundamente, y sentía por mi hogar la única pizca de deseo que sentía por cualquier cosa exterior aparte de mi búsqueda infinita por el arte (…). De tiempo en tiempo, Armand me pedía que lo llevara allí (…). Pareció como si su petición me hiciera olvidar un vago miedo de que pudiese llegar a sentir dolor en Nueva Orleans; de que pudiera llegar a experimentar de nuevo la pálida sombra de mi anterior infelicidad y melancolía»- Louis de Pointe du Lac

Mañana amanecerá de nuevo y ahí estaremos para contemplarlo. Por ella y por Louis.


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