lunes, 22 de septiembre de 2014

Si decides quedarte...

Quedarse. Dicen que es demasiado fácil, que lo verdaderamente difícil es irse. Pero a lo mejor no es cierto. Puede que incluso sea mucho más difícil quedarse. Quedarse en un sitio donde no quieres, quedarte con alguien a quien no quieres, quedarte para hacer cosas que no quieres... El "quedarse" en plan negativo siempre va acompañado de un "no quiero".

Por ejemplo, si te dijera que te quedaras, ¿lo harías? Tienes que ponerte en la situación de que ya te fuiste una vez y que, por una extraña razón que quizá nunca llegues a explicarme, volviste

¿Te quedarías esta vez si te lo pidiera? Estaría siendo egoísta, te estaría pidiendo algo que, a lo mejor, tú no querrías. Y ahí viene el "no querer".
Te parecía fácil el quedarte hasta que te lo pidiera. Pero no dudes que lo harías. Te pediría que no te fueras nunca, ni lejos, ni cerca, ni hoy, ni mañana, ni dentro de un tiempo... Simplemente que te quedaras. Yo lo hice y lo sigo haciendo; y probablemente lo seguiría haciendo si me lo pidieras ahora.

Porque a veces quedarse es dar una oportunidad que tú, en algún momento de tu vida, hubieras deseado que te dieran; es dársela a otra persona, es ser feliz viendo como otra persona es feliz gracias a ti, es cumplir tus sueños y los suyos, es seguir a pesar de todo, es quedarse y no irse, es vivir un presente pero pensando en un futuro, es no echar de menos. Es quedarse.

Aunque te suene egoísta, aunque estemos destinados a no estar, aunque esto se complique, se vuelva un completo caos, se descontrole, aunque pienses millones de
veces en irte y no volver, aunque todo explote de repente y pensemos que no se puede arreglar. Aunque pasen mil vidas y mil momentos, quédate.


Todos los derechos reservados ©

domingo, 14 de septiembre de 2014

Y tú me llevas...

Sentía sus dedos acariciando mi pelo y su lenta y suave respiración, pero con cierto ritmo, sobre mí. Más bien estaba yo sobre él, sobre su pecho, demasiado cerca de su corazón, aunque en parte también era mío. Notaba cómo se me cerraban los ojos, tan despacio, y yo no tenía el control.  Ni siquiera tenía la voluntad de abrirlos, ni mucho menos de impedir que no se cerraran. Sabía que no había marcha atrás.

Quizá había dormido poco, pero a mí me había parecido mil horas. Y allí seguía, con esa tranquilidad y ese amor. Abrí los ojos con dificultad, y ahí estaba, con sus preciosos ojos también abiertos y sus dedos todavía perdidos por mi pelo. Quizá él también estaba perdido. El silencio que había era tan precioso que me daba pena romperlo.

-        - ¿He estado mucho tiempo durmiendo?- dije con miedo a que pensara que era una dormilona.

-         - No lo sé. Yo también me he dormido. Creo que por un momento he estado en el cielo. Se estaba tan bien…

-        -  ¿También te has dormido? Pensaba que solo lo había hecho yo, pero de verdad que ha sido sin querer. Ha sido de forma involuntaria.  ¿Llevabas mucho tiempo despierto? Al menos me podrías haber despertado…

-       -  ¿Pero cómo te iba a despertar? ¿Tú sabes lo preciosa que estabas así?

-         - ¿Solo así? ¿Dormida?


-   - Siempre. Pero dormida lo estás el doble. Estás feliz, tranquila, libre, tú. Con tu respiración tan lenta y tan caliente, con tu olor a champú, con tu piel tan suave, contigo en mis brazos me siento seguro, porque te tengo aquí y así no tengo que pensar dónde estarás, con quién, si estarás bien… Tan solo mirarte y ver que respiras a mi lado. Eso es suficiente para ser feliz. Y eso es mejor que todos los sueños del mundo.

d


       



             Todos los derechos reservados ©







Pequeñas cicatrices invisibles

Nunca he creído en eso de "dejar de querer a alguien". Suena a "apartar, abandonar". ¿Cómo se puede dejar de querer? En realidad guarda similitud con lo contrario, con empezar a querer a alguien. Es extraño que dos frases tan distintas tengan tanto en común. No creo en eso, como tampoco creo en que se pueda olvidar. ¿De verdad crees que se puede olvidar algo que te ha hecho sentir bien, mal, muy bien, que te ha hecho soñar, creer, crecer, vivir? Imposible. Sí, completamente imposible. 
Imagen propia 


Puedes pensar en todo lo que ha ocurrido una vez acabado, puedes odiar, claro que puedes; pero no olvidar. Millones de personas lo han intentado sin conseguirlo. Estoy segura al 100%. Porque siempre aparece en la cabeza esa mirada tan... Esa mirada. Ese todo que necesitabas para seguir, para levantarte por las mañanas con esas ganas inmensas de comerte el mundo (sí, eso tan típico), para tener esa perspectiva tan bonita de la vida, para ver todo más fácil, para sentir esa libertad. Para sentirte tú mismo, pero también a la otra persona.


Por eso es imposible olvidar. Se puede dejar "apartado" unos instantes de tu vida, pero sabes que siempre va a volver. Siempre va a estar ahí, y ese es uno de los miedos más grandes de todas las personas cuando se enamoran: no poder olvidarlo en toda su vida. Siempre van a ser pequeñas cicatrices invisibles.


Todos los derechos reservados ©
/