miércoles, 31 de mayo de 2017

Cuando un monólogo se convierte en ofensa



Leo Harlem utilizó en su monólogo ¿Deporte? comparaciones ofensivas para provocar risas fáciles entre el público 

Leo Harlem ha vuelto a hacerlo. Creíamos que los chistes que suponían una ofensa ante los distintos colectivos habían desaparecido, o que el público que los escuchaba se había vuelto más crítico con las comparaciones que realizaba el monologuista, pero parece que no, parece que cualquier comparación vale para conseguir las risas y los aplausos de la gente, que no dudan en aplaudir como borregos ante cualquier chiste malo.

El Teatro Joy Eslava fue testigo del monólogo del humorista Leo Harlem titulado ¿Deporte?, donde en apenas 15 minutos le da tiempo a ridiculizar no solo al deporte en general, sino a las mujeres, a los deportistas, a los enfermos de meningitis y a las víctimas del holocausto nazi. Con su peculiar estilo irónico y pueblerino, no duda en lanzar una gracia detrás de otra, buscando el humor fácil, puesto que para hacer crítica de la nueva moda de la vida sana y el fitness no es necesario ridiculizar a los deportistas que día tras día entrenan para conseguir sus objetivos, en contraposición a aquellos que “se rascan el culo” por las mañanas porque les da pereza salir a correr; quizá Leo Harlem sea uno de ellos, a juzgar por su físico nada atlético, cuando él sí que se atreve a juzgar a los deportistas, en especial a los corredores, a quienes compara con las víctimas del holocausto, una comparación nada acertada, como tampoco lo es la analogía que establece entre su brazo y la meningitis, ofendiendo así a quienes la padecen o la sufrieron, a los que “dejó tontos”, como él dice, o a los que mató.

Cierto machismo también rezuma entre sus palabras, asegurando que en el gimnasio se despista por culpa de las mujeres, a quienes no duda en referirse como “las churris”, haciendo entender que ellas van al gimnasio a provocar, tanto por la ropa como por los ejercicios que realizan.


En el humor no todo vale, y este deja de serlo cuando las risas son el resultado de la ofensa; durante estos minutos, Harlem no ha sido capaz de hacer reír sin recurrir a ella. 





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