sábado, 31 de octubre de 2015

Perdóname por no decir te quiero

Créeme que lo siento. Quizá no se deba pedir perdón por eso, pero me parecía un buen título; tampoco sé si se lo pondría a un libro, o a un poema, pero probablemente sí que encajaría en un capítulo nuestro; sí, uno que hablara de nosotros y en el que yo te pidiera perdón, perdón por no decir ”te quiero”.

No decirlo no significa siempre no sentirlo, así como decirlo desde casi el primer momento tampoco es sentirlo, ni mucho menos. Querer es un aprendizaje, no es un sentimiento. El “te quiero” confunde a la gente,  lleva por caminos por los que nunca habían ido, incluso llegan a hacer cosas que jamás hubieran imaginado. Y, sin embargo, aquí estamos, con un montoncito de “te quieros” a nuestro lado, todos de gente distinta, personas que han pasado por nuestra vida y nos han dejado un “te quiero” de regalo. ¿Y qué pasa con ese montoncito?

Yo no quiero un montoncito de tequieros, no quiero algo que se pueda coleccionar, no quiero algo que sea capaz de decir todo el mundo, no quiero palabras mal usadas. Pedirte que jamás me dijeras “te quiero” sería una estupidez, sería perder tu esencia, sería romperte ese sentimiento. Por eso, dilo, dilo todas las veces que quieras, grítalo si te apetece, haz tuya esa palabra, escríbelo siempre en un papel cuando yo no esté, cuando quieras verme y no esté a tu lado, quédate con ello, pero permíteme que yo no lo haga.


Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Neurología, al menos un 10% de la población mundial ha perdido la capacidad de amar. Es decir, que en este mundo en el que aparentemente hay de todo, existen personas que no pueden amar, tienen un tra
storno neurológico que le impide sentir cualquier sentimiento. ¿Te imaginas no sentir nada? Ni miedo, ni dolor, ni tristeza, ni amor. Ser incapaz de querer, ser incapaz de odiar, ser incapaz de sentir tristeza al perder. Una vida entera sin sentir absolutamente nada. Esas personas no pueden, pero hay otras en el mundo que no quieren, que eligen ser así, que eligen no sentir ese amor temporalmente. Yo no sé dónde me encuentro, no sé si he decidido no sentirlo o no querer sentirlo, aunque no me pueda comparar con aquellas que neuronalmente no pueden. Pero solo sé una cosa: cuando lo diga, créeme que lo diré en serio. Mientras tanto, perdóname por no hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí puedes dejar tu aportación. Seguro que es maravillosa

/