El 17 de enero salió a la venta la esperadísima tercera y última parte de
la trilogía de A tres metros sobre el
cielo (Editorial Planeta) titulada Tres
veces tú, que pretendía poner fin a la «historia de amor más bonita de
todos los tiempos», como así reza en su contraportada. Este desenlace de la
historia era más que esperado por todos los lectores y seguidores de Babi, Step
y Gin, tanto que incluso su autor la escribió debido al clamor popular y a las
ansias de los lectores por volver a leer sobre el amor de Babi y Step y saber
por fin si volvían a unirse sus caminos, llegando a reservar el libro meses
antes de la publicación.
*CONTIENE SPOILERS*
*CONTIENE SPOILERS*
Tres veces tú, (Federico Moccia) / Noelia Blanco |
Pues bien, una vez que me he
sumergido en las 804 páginas que componen la novela – sin contar los anexos de
las canciones que aparecen a lo largo de la historia- y he llegado hasta la
última- con lágrimas incluidas-, aquí he querido plasmar mis impresiones.
Para empezar, me gustaría hacer
una valoración de la historia en sí, en general, desde sus comienzos, cuya
publicación original fue en 1992 pero llegó a nosotros reeditada en 2004. La
historia cumple todos los estereotipos machistas desde la primera novela hasta
esta última: Babi, la chica dulce, sumisa, que busca y espera el amor
verdadero, dominada por su autoritarios padres- en especial su madre, ya que su
padre le permite todo, incluso su posterior relación con un delincuente sin
futuro-, y más tarde dominada por Step, un muchacho que va por el mal camino,
involucrado en las peleas, en la ilegalidad de las carreras de motos y cuyos amigos
dejan mucho que desear. Él es fuerte, valiente, seguro de sí mismo y de la
vida, no le tiene miedo a nada. Ella es sensible, frágil, temerosa,
enamoradiza, insegura, una chica que necesita estar protegida por alguien como
Step. Por otra parte aparece Gin, quien se deja notar con fuerza en la segunda
parte- Tengo ganas de ti- una chica
fuera de lo común, en nada parecida a Babi. Gin boxea, se encara con Step y con
sus amigos, es fuerte, valiente, segura de sí misma… Es Step en versión
femenina. Por diversas circunstancias, la relación de Babi y Step se acaba, y
él conoce a Gin, su media naranja. Tengo
ganas de ti acaba con una relación más o menos consolidada entre Gin y
Step, pero que se ve trastocada por la vuelta de Babi a la vida de Step. Este
final era el gancho perfecto para la tan esperada tercera parte, pues los
seguidores querían que el amor volviera a surgir entre ambos- eso en el caso de
hubiera desaparecido en algún momento- y así continuar con la tan preciosa y
romántica historia de amor entre los dos italianos.
Y así aparece Tres veces tú, una historia más que
enrevesada, con mucha paja y totalmente innecesaria bajo mi punto de vista.
Federico Moccia ha querido dejar cerrada una historia que no tenía más vueltas
de tuerca y encima con el ansiado final que todos esperaban: Babi y Step
vuelven a estar juntos después de seis años. Una vez más se ha contentado al
público de la manera más sencilla posible, dándoles justamente lo que ellos
imploraban una y otra vez. Pero esta historia va más allá, únicamente hay que
poner una visión crítica y tener un poco de lógica y amor por uno mismo. Para
hacer la historia mucho más complicada, lo más fácil es recurrir a las
infidelidades una y otra vez, donde se pueden contar unas cuantas, desde Step con
Babi, a la de su jefe y compañero de trabajo Renzi, quien lleva con su novia
cuatro años de relación y están pensando en boda mientras que él se acuesta con
una de las actrices del programa que dirigen, una jovencita que únicamente va
por interés y con el único objetivo de hacerse famosa y conseguir el mejor
puesto en el programa o como actriz en una serie de prestigio; Babi con Step,
puesto que ella también está casada pero descubre que su marido también la
engaña con otra compañera del trabajo e incluso Simone Civinini, un joven de 18
años apasionado del cine y de la televisión que decide enviar su idea de un
programa a la empresa que Step y Renzi dirigen, y al que acaban contratando. Civinini
tiene novia en el pueblo en el que reside, pero no ve ningún reparo en
acostarse con alguna que otra actriz del programa debido a su incipiente fama,
ya que en Roma todo vale.
Hasta aquí podríamos pensar
que nada de esto importa puesto que es una historia de ficción y ninguno de los
personajes existe, pero no es así. Aquí es donde entra en juego nuestra visión
crítica, o eso debería. Recuerdo que cuando esta película se estrenó, allá por
2010, la edad media de la gente que asistía- chicas en su mayoría- no superaba
los 12-13 años. No voy a criticar algo que yo también hice, porque he de
confesar que me he leído los dos libros, además de todos los demás de Federico
Moccia- asistiendo incluso a algunas de sus firmas de libros en Madrid- y he
visto las dos películas en el cine el mismo día de su estreno, con lo que
conlleva esperar unas colas inmensas para conseguir la entrada. En ese momento
tenía 12 años, pero no la misma experiencia, conocimientos, aprendizaje y visión
crítica de ahora, por supuesto. Estos
libros, como muchos otros que tratan sobre amor, no son para niños y niñas de
12-13 años, ni siquiera para 15 años. A esa edad todavía se es un niño, por
mucho que quieran hacerse los mayores yendo a los botellones de su barrio y
ayudando así a que la tasa de consumo de alcohol en menores siga incrementado
exponencialmente, donde «uno de cada diez jóvenes de entre 12 y 18 años consume alcohol cada
semana», según datos publicados en el estudio Juventud y Alcohol realizado por la Fundación Pfizer en 2013.
Yo, con casi 22 años, entiendo
todas y cada una de las cosas que ocurren en esa historia, yo sé cómo actuaría
en cada caso y por qué. Pero, ¿qué ocurre con esos lectores cada vez más
jóvenes de este tipo de novelas? Ellos ven algo bonito, algo que les gustaría
que les sucediera en sus vidas, donde ellas quieren ser Babi y ellos quieren
ser Step. Step es el dueño y señor de toda la historia y las personas cambian
de carácter y de forma de ser dependiendo de si están cerca de él o no. Si bien
Babi en la primera y segunda parte era buena, dulce y romántica estando con
Step, y Gin era una especie de Step en femenino, libre, independiente, que no
quería saber nada de los hombres, en Tres
veces tú, Babi aparece como la mala, la que hace que Step se vuelva infiel
y engañe a Gin, apareciendo y desapareciendo a su antojo, haciendo caer en la
tentación al chico, como si él no tuviera capacidad de decisión. Gin ya no es
la que era, ahora está bajo la suma protección de Step- como en su momento lo
estuvo Babi- y ahora es dulce, romántica y sensible. Atrás quedó la imagen de
chica independiente y segura, ahora se ha casado con Step e incluso esperan una
hija. Finalmente, Gin tiene un trágico final y es la oportunidad perfecta para
que Babi y Step están juntos por fin y para siempre.
Step y Gin en Tengo ganas de ti / Zeleb.es |
¿Qué ocurre con este tipo de
historias? Los más jóvenes se sienten identificados con los protagonistas y
entienden un concepto totalmente equivocado del amor, pensando que eso es el
amor y que así se construye. Piensan que las infidelidades son normales, puesto
que en esta historia como en muchas otras, esto aparece así. Luego nos sorprendemos
de las que las relaciones “amorosas” comiencen cada vez más pronto, que con
12-13 años ya se tenga novio/a y que a las dos semanas de dos o tres besos- en
el mejor de los casos- la novia o novio decida también darse besos con el amigo
o la amiga del otro, finalizando así la relación “amorosa” de la peor manera
posible. ¿Qué consecuencias trae eso? Que muchos jóvenes llegan a los 20 años
con una visión del amor que no es: ellas cansadas de los chicos porque son unos
cabrones y unos infieles, y ellos cansados de las chicas porque son unas “frescas”
y se acuestan con cualquiera, y haciendo daño a la primera persona que aparece
de nuevo en sus vidas, porque han perdido la magia, la ilusión y la capacidad de
amar y querer, si es que alguna vez lo han experimentado. El amor no es eso, el
amor no es ni una sola de las palabras o acciones que aparecen en esta
historia.
Para que Babi y Step pudieran
ser felices, ambos se han tenido que casar con otros a los que no querían tanto
como se querían entre ellos y ese amor lo han tenido que demostrar y manifestar
siendo infieles a sus parejas. Tenemos en la cabeza una idea equivocada de todo
esto. Si realmente quieres a alguien y esa persona te quiere a ti, ¿por qué
estar con otra persona? Todos somos libres de decidir a quién querer, con quién
casarnos y formar una familia, con quién irnos de viaje, con quién vivir… pero
también con quién no vivir y a quién no querer. Igual que te casas con alguien,
te puedes divorciar, y por suerte, esto es una realidad que no existía hace 40
años. ¿Por qué no disfrutarla? Tu vida no se acaba cuando decides empezarla con
alguien, puesto que eres libre de acabar con ello e ir a por lo que de verdad
te hace feliz.
Tres
veces tú: tres veces engaños, tres veces mentiras, tres veces fracasos
amorosos, tres veces falta de libertad, tres veces incapacidad para elegir,
tres veces sumisión…. Aquí se deja clara otra cosa: una persona no se puede volver a enamorar de otra porque ya pertenece a
la anterior pareja con la que ha estado. Gin deja constancia de ello al
recalcar que su historia de amor con Step no ha salido bien porque él siempre
ha pertenecido a Babi y que su corazón siempre le va a querer a ella. Eso es
falso, otra idea preconcebida que las personas tenemos en la cabeza, algo que
no es real. Las personas no pertenecemos a nadie y somos libres y capaces de
volver a enamorarnos de otras personas. Nuestro corazón es nuestro, y es una
excusa apelar a ese “razonamiento” para justificar que realmente no quieres a
alguien.
No, señores/as, esta no es la
historia más bonita de todos los tiempos. Salid a la calle y mirad, en el
metro, en clase, en el trabajo, en un hospital, en un aeropuerto, en una parada
de autobús, a vuestros padres, abuelos, tíos… en millones de sitios hay historias
de amor más bonitas que esta, y son reales.
Todo ello es mi opinión, lo
que me ha producido la historia después de analizarla. Por supuesto, cada autor
es libre de escribir sobre lo que quiera y los lectores libres de leerlo. Con
ello no estoy criticando al autor, ni a la historia, ni estoy diciendo que no
se lea, sino que la gente lo haga con una visión crítica, no llevando a la
práctica aquello que se menciona, porque el amor no tiene nada que ver con eso.