lunes, 20 de julio de 2020

Chester Bennington: una vida de mentira


Hoy se cumplen tres años de la muerte de Chester Bennington, vocalista de Linkin Park, quien se suicidó con 41 años en su residencia de Palos Verdes (Los Ángeles) tal día como hoy en 2017. Lo hizo, además, el mismo día del cumpleaños de su gran amigo Chris Cornell, vocalista de Soundgarden, y justo dos meses después de su también suicidio. Ambos se ahorcaron en su casa.

A pesar de pertenecer a una de las mejores bandas de rock alternativo de los últimos tiempos (por no decir de lo que llevamos de siglo XXI), y de acumular éxitos y premios, Bennington no era feliz. Ni lo había sido nunca. Su dura infancia le había atormentado durante toda su vida. Desde muy pequeño había conocido la soledad y el abandono, puesto que sus padres apenas habían pasado tiempo con él. También la violencia entre sus padres, las continuas broncas y discusiones que terminaron en divorcio, y el posterior abandono de su madre, con quien dejó de tener contacto.

Dicen de Chester que era un niño introvertido, delgado, débil, con gafas, casi sin amigos y con unos padres ausentes que prácticamente no se preocupaban por él. El candidato perfecto para sufrir. Y así fue. A todo lo anterior, se sumó el abuso sexual que sufrió durante seis años por parte de un amigo de la infancia, algo que jamás superó, y que le llevó a padecer una ansiedad severa a los 11 años. A partir de ese momento, comenzó a beber y a consumir droga de forma frecuente. Su padre era incapaz de controlarlo, por lo que pasó a vivir con su madre, con la que había dejado de tener contacto, quien le tuvo un año encerrado sin salir de casa.

Pero su vida a partir de los 18 años no iba a ser mejor. Empezó a encadenar relaciones e hijos, quizá en busca de ese amor que no había tenido de pequeño. Conoció a su primera novia, Elka Brand, a quien dejó embarazada y con quien rompió un año más tarde. Posteriormente, comenzó una relación con Samantha Marie Olit, con quien tuvo otro hijo y con quien rompió nueve años después. Después del divorcio, conoció a Talinda Ann Bentley, su última mujer y madre de otros tres de sus hijos. Bennington seguía siendo adicto al alcohol y a las drogas, y todas sus parejas lo sabían. Sabían que ese era su refugio contra el dolor interno que padecía y del cual no encontraba salida. Se había vuelto una persona totalmente dependiente de sus parejas, era incapaz de estar solo y eso había hecho que sus parejas también desarrollaran una codependencia con él. Quizá ya no había amor entre ellos en esos momentos, pero ellas habían interiorizado su papel de salvadoras de tal forma que no eran capaces de abandonarle. Acudió a varias clínicas de rehabilitación, pero siempre volvía a recaer.

Chester sabía que su dolor era incurable, que se intensificaba cada vez que algún recuerdo de su infancia rondaba por su cabeza. A pesar de que todos los sabían y conocían sus adicciones, él siempre lo trató de ocultar. En el entierro de su amigo Chris Cornell aseguró que estaba en un momento muy creativo y que tenía varias canciones en mente. Su último disco estaba siendo un éxito, tenían entrevistas y toda la gira preparada para los meses de junio, julio y agosto, y dos meses después, se ahorcó. Sus conocidos se asombraron por el suicidio, y comentaron que eran algo que no se esperaban. De hecho, muchos de ellos lamentaron por no haberse dado cuenta del “lado oscuro” en el que estaba atrapado Chester. Él mismo, en una entrevista concedida al medio Music Choice, reconoció: “Me cuesta mucho la vida. Incluso cuando es bueno, me siento incómodo todo el tiempo. No me gusta mi mente en este momento, es decir, ese soy yo las 24 horas del día. Y si me quedo atrapado aquí, me parece que la vida es muy difícil. No tiene que ser así”.



Chester Bennington en el videoclip de The Messenger 

Esto nos hace pensar: ¿conocemos realmente a las personas o solo nos quedamos con lo que nos ofrecen o vemos superficialmente? Sus canciones se basaban en su vida y su dolor, y en ellas lanzaba mensajes sobre sus adicciones, aunque también de superación, amor y optimismo. En Crawling narra su tormento con el alcohol y las drogas, y en Numb habla de alguien que no se encuentra a sí mismo dentro de una sociedad que le empuja a ser algo que no es.

Recuerdo cuando escuché Numb por primera vez en el colegio. Era primero o segundo de la ESO, y una profesora nos puso el videoclip con la canción. Ella era fan de ese grupo que yo desconocía, y nos dijo que nos fijáramos en el videoclip de la canción, en el mensaje que nos quería transmitir. En ese momento no eres consciente del contexto, ni del autor de la canción ni de su intención. Con el tiempo, te das cuenta (de ahí la importancia, una vez más, de no separar al autor de su obra) y entiendes un poco su dolor. Entiendes que las canciones, en muchas ocasiones, son llamadas de auxilio.





La vida de Bennington era mentira, y todos los sabían, incluso su propia mujer. La vida exterior, me refiero. La interior estaba complemente destrozada y nadie se había parado ni siquiera a recoger los pedazos que había dejado. Su última mujer, Talinda, se dedicaba a vender una vida idílica por redes sociales, incluso sabiendo que las peleas y discusiones con Chester eran frecuentes, y que las adicciones de él pasaban factura a ambos. Bennington también lo sabía. La vida había sido injusta con él y el mundo no era bonito, por eso quería preparar a su hijos para la realidad, para todo lo que se iban a encontrar fuera. Compuso The Messenger, la única canción en acústico y sin arreglos de toda su carrera musical, absolutamente desgarradora, y se la dedicó a sus hijos:


Cuando sientes que estás solo
Separado de este mundo cruel
Tus instintos diciéndote corre
Escucha a tu corazón
Esas voces de ángeles
te cantarán
Serán tu guía de vuelta a casa

Cuando has sufrido bastante
Y tu espíritu se está rompiendo
Estás creciendo desesperado por tu lucha
Acuérdate de tu amor
Y siempre estarás en
Esta melodía que te llevará justo de vuelta a casa


Chester había vivido su dolor en soledad desde que era un niño, y así quiso hacerlo también en su muerte. Su vida siempre había estado controlada por los demás, por sus adicciones y por su cabeza, y decidir sobre su muerte fue, quizás, el único acto de libertad que podría haber realizado por y para sí mismo. Dicen que nada hubiera salvado a Chester, y es cierto, porque todo lo de alrededor se convierte en mentira cuando la verdad está dentro.


Todos los derechos reservados ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí puedes dejar tu aportación. Seguro que es maravillosa

/