Hoy
se cumplen tres años de la muerte de Chester Bennington, vocalista de Linkin
Park, quien se suicidó con 41 años en su residencia de Palos Verdes (Los
Ángeles) tal día como hoy en 2017. Lo hizo, además, el mismo día del cumpleaños
de su gran amigo Chris Cornell, vocalista de Soundgarden, y justo dos meses
después de su también suicidio. Ambos se ahorcaron en su casa.
A
pesar de pertenecer a una de las mejores bandas de rock alternativo de los
últimos tiempos (por no decir de lo que llevamos de siglo XXI), y de acumular éxitos y premios, Bennington no era feliz. Ni lo había sido nunca. Su dura infancia
le había atormentado durante toda su vida. Desde muy pequeño había conocido la
soledad y el abandono, puesto que sus padres apenas habían pasado tiempo con él. También
la violencia entre sus padres, las continuas broncas y discusiones que
terminaron en divorcio, y el posterior abandono de su madre, con quien dejó de
tener contacto.
Dicen
de Chester que era un niño introvertido, delgado, débil, con gafas, casi sin
amigos y con unos padres ausentes que prácticamente no se preocupaban por él.
El candidato perfecto para sufrir. Y así fue. A todo lo anterior, se sumó el abuso
sexual que sufrió durante seis años por parte de un amigo de la infancia, algo
que jamás superó, y que le llevó a padecer una ansiedad severa a los 11 años. A
partir de ese momento, comenzó a beber y a consumir droga de forma frecuente. Su
padre era incapaz de controlarlo, por lo que pasó a vivir con su madre, con la
que había dejado de tener contacto, quien le tuvo un año encerrado sin salir de
casa.
Pero
su vida a partir de los 18 años no iba a ser mejor. Empezó a encadenar
relaciones e hijos, quizá en busca de ese amor que no había tenido de pequeño. Conoció
a su primera novia, Elka Brand, a quien dejó embarazada y con quien rompió un
año más tarde. Posteriormente, comenzó una relación con Samantha Marie Olit, con
quien tuvo otro hijo y con quien rompió nueve años después. Después del
divorcio, conoció a Talinda Ann Bentley, su última mujer y madre de otros tres
de sus hijos. Bennington seguía siendo adicto al alcohol y a las drogas, y
todas sus parejas lo sabían. Sabían que ese era su refugio contra el dolor
interno que padecía y del cual no encontraba salida. Se había vuelto una
persona totalmente dependiente de sus parejas, era incapaz de estar solo y eso
había hecho que sus parejas también desarrollaran una codependencia con él.
Quizá ya no había amor entre ellos en esos momentos, pero ellas habían
interiorizado su papel de salvadoras de tal forma que no eran capaces de
abandonarle. Acudió a varias clínicas de rehabilitación, pero siempre volvía a
recaer.
Chester
sabía que su dolor era incurable, que se intensificaba cada vez que algún
recuerdo de su infancia rondaba por su cabeza. A pesar de que todos los sabían
y conocían sus adicciones, él siempre lo trató de ocultar. En el entierro de su
amigo Chris Cornell aseguró que estaba en un momento muy creativo y que tenía varias
canciones en mente. Su último disco estaba siendo un éxito, tenían entrevistas
y toda la gira preparada para los meses de junio, julio y agosto, y dos meses después,
se ahorcó. Sus conocidos se asombraron por el suicidio, y comentaron que eran
algo que no se esperaban. De hecho, muchos de ellos lamentaron por no haberse
dado cuenta del “lado oscuro” en el que estaba atrapado Chester. Él mismo, en una entrevista
concedida al medio Music Choice, reconoció:
“Me cuesta mucho la vida. Incluso cuando es bueno, me siento incómodo
todo el tiempo. No me gusta mi mente en este momento, es decir, ese soy yo las
24 horas del día. Y si me quedo atrapado aquí, me parece que la vida es muy difícil.
No tiene que ser así”.
Chester Bennington en el videoclip de The Messenger |
Esto
nos hace pensar: ¿conocemos realmente a las personas o solo nos quedamos con lo
que nos ofrecen o vemos superficialmente? Sus canciones se basaban en su vida y su dolor,
y en ellas lanzaba mensajes sobre sus adicciones, aunque también de superación, amor y optimismo. En Crawling narra su tormento con el
alcohol y las drogas, y en Numb habla
de alguien que no se encuentra a sí mismo dentro de una sociedad que le empuja
a ser algo que no es.
Recuerdo
cuando escuché Numb por primera vez
en el colegio. Era primero o segundo de la ESO, y una profesora nos puso el
videoclip con la canción. Ella era fan de ese grupo que yo desconocía, y nos
dijo que nos fijáramos en el videoclip de la canción, en el mensaje que nos
quería transmitir. En ese momento no eres consciente del contexto, ni del autor
de la canción ni de su intención. Con el tiempo, te das cuenta (de ahí la
importancia, una vez más, de no separar al autor de su obra) y entiendes un
poco su dolor. Entiendes que las
canciones, en muchas ocasiones, son
llamadas de auxilio.
La
vida de Bennington era mentira, y todos los sabían, incluso su propia mujer. La
vida exterior, me refiero. La interior estaba complemente destrozada y nadie se
había parado ni siquiera a recoger los pedazos que había dejado. Su última
mujer, Talinda, se dedicaba a vender una vida idílica por redes sociales,
incluso sabiendo que las peleas y discusiones con Chester eran frecuentes, y
que las adicciones de él pasaban factura a ambos. Bennington también lo sabía.
La vida había sido injusta con él y el mundo no era bonito, por eso quería
preparar a su hijos para la realidad, para todo lo que se iban a encontrar fuera. Compuso The Messenger, la única canción en
acústico y sin arreglos de toda su carrera musical, absolutamente desgarradora, y se la dedicó a sus hijos:
Cuando sientes que estás solo
Separado de este mundo cruel
Tus instintos diciéndote corre
Escucha a tu corazón
Esas voces de ángeles
te cantarán
Serán tu guía de vuelta a casa
Cuando has sufrido bastante
Y tu espíritu se está rompiendo
Estás creciendo desesperado por tu
lucha
Acuérdate de tu amor
Y siempre estarás en
Esta melodía que te llevará justo
de vuelta a casa
Chester
había vivido su dolor en soledad desde que era un niño, y así quiso hacerlo
también en su muerte. Su vida siempre había estado controlada por los demás,
por sus adicciones y por su cabeza, y
decidir sobre su muerte fue, quizás, el único acto de libertad que podría haber
realizado por y para sí mismo. Dicen que nada hubiera salvado a Chester, y es cierto, porque todo lo de alrededor se convierte en mentira
cuando la verdad está dentro.
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