lunes, 1 de junio de 2020

Soy contradictoria, como tú


“Me dicen, sí, que soy afortunada por estar viva
¡pero es tan difícil sentirlo
cuando todo
me hace daño!” 
Así empieza uno de los poemas que escribió Marilyn Monroe, titulado Canción triste. Porque sí, además de actriz, productora y sex symbol, Monroe leía y escribía poesía. Canción triste, porque sí, la vida de Marilyn fue tremendamente triste.

Desde pequeña tuvo que aprender a ser adulta y, aunque estuvo casada en varias ocasiones y tuvo numerosos romances, jamás conoció el amor. Hija de una madre esquizofrénica, que fue internada en una institución cuando ella tenía 2 años, fue rodando de familia en familia, y de una casa de acogida a otra, en las que, según contó tiempo después, sufrió abusos sexuales, gritos y palizas por parte de los miembros de la familia. Pero esa, por desgracia, no iba a ser la única ni la última violencia que sufriría, ya que, durante su corto matrimonio con el jugador de béisbol, Joe DiMaggio, del que se separó ocho meses después de casarse, Marilyn confesó que había sufrido palizas por parte de su exmarido, llegando incluso al set de rodaje con marcas y golpes en la cara que eran fácilmente cubiertos por el maquillaje.

Sin embargo, sería su dura infancia la que siempre la atormentaría, llegando a escribir en sus diarios sus recuerdos en esa casa, que habían provocado en ella un gran miedo a la vida y una importante falta de autoestima y confianza en sí misma. Aun así, estaba convencida de que la vida “empezaba ahora”, y tenía todo lo necesario para ser feliz, y así lo mostraba. Pero no lo era. Su actual marido había dejado de quererla y había comenzado a ridiculizarla en público, lo que había provocado en ella que resurgiera esa tan latente falta de confianza en sí misma. Se había vuelto adicta a los barbitúricos y apenas podía dormir por la noche. En sus diarios imploraba la necesidad de paz, a la que se refería como “otro monstruo más, un monstruo pacífico”.

Marilyn sabía muy bien lo que era no ser querida por nadie, pero su gran afán era proteger a su marido, el escritor Arthur Miller, de las críticas que se habían generado por su relación. Sin embargo, él había dejado de quererla, porque se había enamorado de la Marilyn Monroe de apariencia, de la exitosa, guapa y sexy, pero no de la Norma Jeane real, sensible y aterrorizada con la vida. Pero ella se había dado cuenta, y por eso escribió en su diario: “desde mañana voy a empezar a cuidar de mí misma, porque me doy cuenta de que yo soy la única con la que puedo contar, la única persona que siempre he tenido (…) Odio estar aquí, porque ya no hay amor”.







“Soy como tú, contradictoria
más viva con la escarcha
resistente como una tela de araña al viento
colgando boca abajo casi siempre
aguantando de alguna manera
esos rayos condensados reflejan los colores
que he visto en los cuadros
ay, vida

cómo te han engañado (…)”
Ese fragmento es otro de los poemas que escribió Marilyn, titulado Vida. Quizá el mejor resumen de su vida y la mejor descripción de ella misma. Su vida era totalmente contradictoria, y ella misma, también. Su vida se hundía por todas partes, pero ella resistía como esa “tela de araña al viento” de la que hablaba, mostrando su mejor cara y su mejor sonrisa. Pero estaba aterrada.

Se había convertido en adicta a los barbitúricos y le horrorizaba la idea de acabar encerrada en un psiquiátrico como su madre. “Creo que lo mejor es amar con valentía y aceptar – todo lo que uno pueda. Aguantar. Socorro, socorro. Socorro. Siento que la vida se me acerca, cuando lo único que quiero es morir”, llegó a escribir.

Su autopsia también fue contradictoria. Marilyn Monroe fue encontrada muerta el 5 de agosto de 1962 en su habitación. Aparentemente, fue un suicidio por sobredosis, pero no se encontraron pastillas, ni siquiera un vaso de agua con el que se las hubiera tomado. Tampoco encontraron nada en su cuerpo, ni restos de cápsulas ni ningún tipo de sustancia. La habitación estaba completamente limpia, las sábanas cambiadas y el cuerpo de Marilyn colocado en una posición extraña sobre la cama, con claros signos de violencia y de haber sido movido. Todo colocado, recogido, cuando Monroe era una persona tremendamente desordenada.


Hoy, Marilyn Monroe habría cumplido (o no) 94 años. Una mujer inteligente, culta y sensible que no quería ser simplemente un icono sexual, sino una persona querida, amada, respetada. Que habría deseado que alguien entendiera el dolor detrás de su sonrisa, que la hubiera escuchado y ayudado a construir una vida aun con todos sus miedos y fantasmas.


Feliz cumpleaños, Norma 🌹

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí puedes dejar tu aportación. Seguro que es maravillosa

/